Presentación del blog: El kerotakis de Miriam

    Aunque quizás esto de llevar un blog pueda empezar a estar pasado de moda, ya que el contenido digital más actual está orientado a la vertiente audiovisual, como nunca me he dejado llevar por modas sino por lo que me apetece hacer en cada momento, he decidido crear "El kerotakis de Miriam". No sé si lo mantendré vivo suficiente tiempo como para que resulte interesante, pero al menos lo intentaré.

    En primer lugar, quizás el nombre no resulte demasiado familiar. Voy a tratar de explicarlo un poco. Supongo que a estas alturas muchos habremos escuchado hablar de María la Judía, María la Hebrea o Miriam la Profetisa, nombres por los que era conocida la que probablemente sea la primera mujer alquimista de la que tenemos conocimiento. Se cree que vivió entre el siglo I y III de la era común, y por desgracia, no se conservan más que fragmentos dispersos de los muchos libros que escribió, ya que probablemente fueran destruidos junto con la Biblioteca de Alejandría. Sí han trascendido algunos de sus inventos, siendo quizás el más famoso el conocido como "baño María". También inventó y mejoró un alambique, conocido como tribikos, con tres recipientes independientes para separar los destilados.

    Pero es por el invento conocido como kerotakis por el que he escogido la figura de María para este blog que comienzo hoy. ¿Por qué? Pues porque entre los inventos que se le atribuyen es en el que se realizan reacciones químicas. ¿En qué consiste entonces el kerotakis? En la figura siguiente se esquematiza el diseño de uno de estos instrumentos. 


    Se trata de un cilindro en cuya base se enciende un fuego. Dicho fuego calienta un material que se fundirá y evaporará o directamente sublimará: normalmente azufre, mercurio o un sulfuro de arsénico (como el rejalgar). Los vapores llegarían a la parte superior, donde condensarían. En esa zona se colocaba, sobre una pieza que los pintores usaban para calentar y mezclar pigmentos con sus aglutinantes, y que se llamaba precisamente kerotakis, el material que quería tratar. Normalmente ese material era una pieza metálica de cobre, de aleación de cobre y plomo, o de algún otro metal. El vapor que no reaccionaba, condensaba en la cúpula superior (que podía estar refrigerada con agua) y volvía a recogerse en la zona inferior del cilindro.

    Por todo esto, he escogido tanto a Miriam la Profetisa como a su kerotakis, como símbolo de este blog, al ser uno de los primeros equipos químicos de cuyo diseño y utilización es responsable la primera alquimista de la Historia.

Comentarios

Entradas populares