Brillante como la plata

    Como en los últimos tiempos no se sabe muy bien qué va a pasar con Twitter, he pensado en recopilar en el blog, en formato artículo, los hilos sobre temas científicos que he ido haciendo desde hace un par de años. El artículo que pongo a continuación está basado en el primer hilo que hice, en agosto de 2020.

    La idea surgió cuando mi hija me pidió que le limpiara las argollas de plata “de la forma en que yo sé”, porque estaban ya muy negras.

    ¿Cuál era esa “forma en que yo sé” limpiarlas? Pues usando un simple procedimiento químico, rápido, barato y eficaz. Así, para limpiarlas, simplemente había que calentar agua, disolver en ella un poco de sal (o bicarbonato de sodio también vale), y ponerlo todo en un recipiente de plástico, vidrio o cerámico, en el que antes se haya colocado una lámina de papel de aluminio, tal como se ve en la imagen. Casi inmediatamente, se ve el cambio de color, como reaparece el brillo de la plata.


    En cuestión de un par de minutos, las sacamos del recipiente y ya estaban listas y bastante relucientes.


    Esta es la parte práctica, el “cómo se hace”. Pero, ¿cómo funciona esto? ¿Qué procesos químicos están detrás? Tanto en el proceso de ennegrecimiento como en el de limpieza lo que ocurren son reacciones redox. Veamos primero por qué la plata pierde su brillo.

    Cuando la plata se ennegrece, es porque se oxida con trazas de sulfuro de hidrógeno que hay en el aire, y forma Ag2S, de color negro, e hidrógeno gas, según la siguiente reacción:

2 Ag(s) + H2S(g) = Ag2S(s) + H2(g)

    El sulfuro de hidrógeno, que está en el aire en muy pequeña cantidad (si no, olería bastante feo, aparte de ser tóxico), proviene de procesos tales como la descomposición de plantas y animales muertos, o la actividad de algunos procesos industriales. Como la formación del sulfuro de plata es muy favorable, a pesar de que la cantidad de sulfuros que hay en la atmósfera es muy baja, en cuestión de poco tiempo, la superficie de la plata se cubre de una fina capa que le da ese tono oscurecido.

    Para revertir ese proceso, necesitamos un metal que sea más fácil de oxidar que la plata, teniendo en cuenta que, además, la plata la tenemos oxidada y formando un compuesto muy estable, como es el sulfuro que queremos eliminar.

    Desde el punto de vista de la plata, la reacción (semirreacción) que debe ocurrir es:

Ag2S(s) + 2e- = 2Ag(s) + S2-(aq)

 

    Para esta semirreacción, el potencial redox es de Eº=-0.691V. Esto quiere decir, que para que el Ag2S se reduzca a plata metálica, el metal que se oxide debe tener un potencial de reducción inferior a -0.691V.

    Sabiendo esto, nos vamos a la serie electroquímica, donde se recogen ordenados por el valor de potencial la reducción de distintas substancias. La condición que debe cumplirse nos permite seleccionar algunos metales, como el Zn, Mn, Al, Na, Ca, K y Li. De todos ellos, uno de los más asequibles y efectivos para este propósito sería el aluminio.


    De esta forma, al poner en contacto la lámina de aluminio con la pieza de plata ennegrecida, se produce la reacción de reducción del Ag2S a plata metálica, y de oxidación del aluminio metálico a Al2S3.

3 Ag2S + 2Al = 6 Ag + Al2S3

    Esta reacción electroquímica, como ocurre con casi todas las reacciones químicas, se da más rápidamente a mayor temperatura. Por eso se usa el agua caliente.

    El papel de la sal disuelta, es proporcionar un medio con una cierta fuerza iónica, que favorezca la movilidad de los iones y facilite los procesos de transferencia de carga. Pero también, si usamos una lámina de aluminio que esté un poco oxidada en su superficie (se ve más opaco el brillo o incluso blanquecina la superficie), es mejor usar bicarbonato de sodio, ya que ayudará a eliminar esa capa de óxido de la superficie del aluminio y hará que el proceso de limpiado de la plata sea más eficaz.

    En relación todo lo contado en el artículo, hace años encontré una propaganda (ya no recuerdo dónde), y la guardé. Por el módico precio de 30€ (del año 2003 o cosa así) te vendían una placa “maravillosa”, que te dejaba limpias toda clase de metales. Al menos según decían ellos.

    ¿En qué consistía el maravilloso ingenio? Pues no era más que una placa de aluminio grande, y otras dos más pequeñitas. Eso sí, adornadas con estrellitas que luce más que un trozo de papel de aluminio mal cortado, pero que nos iba a costar mucho menos de esos 30€. En definitiva, un timo que no era muy caro, pero que era un timo, al fin y al cabo. La plata es cierto que la podías limpiar usando lo que te vendían, pero con un trocito del papel del bocadillo también lo haces y sale más barato. Por si le faltaba algo, además fomentaba la quimifobia al decir que no llevaba “productos químicos”…. Además de que no tiene nada malo, miente, claro. Porque, ¿qué es si no el aluminio, y todas las substancias implicadas en el proceso? Plata incluida. 

    Así que en definitiva, este anuncio lo que nos demuestra es que el conocimiento es poder… O al menos es más barato que la ignorancia.




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