Sí, creo que no voy a esperar más. Después de los últimos asesinos que ha neutralizado mi guardia, no pienso esperar a que vuelva. No he unificado y organizado todo esto para que ahora la muerte me detenga. Si Xu Fu no trae noticias de Anqi Sheng, no pienso esperarlo más. Tras su primer fracaso ya puse a mis alquimistas a elaborarlo por su cuenta, y esta misma noche me traen el preparado. Me dicen que sacarán todo el partido del principio de vida que están usando. No puede fallar, el alquimista está muy satisfecho de sus resultados. Ah, qué oportuno, aquí está. Parece increíble que en un frasco tan pequeño se haya concentrado la vida eterna. Me dice el alquimista que contiene polvo de jade y cinabrio, y que lo ha mezclado con miel para que sea más fácil de tomar. Qué color rojo más intenso tiene. Bermellón diría yo. Estos últimos meses he estado tomando pequeñas cantidades de un brebaje que me habían preparado para irme habituando a la inmortalidad poco a poco, pero no era tan rojo como el de hoy. Este debe ser el definitivo. Vaya, he derramado un poco, qué torpe estoy últimamente, será la vejez de mis ya 49 años, o bien será la emoción porque por fin la vejez y la muerte será sólo un mal sueño. Y ese maldito insomnio y los dolores de cabeza que me provoca, quedarán en un simple recuerdo. Y ya no me importará que estén todos en mi contra, porque seré inmortal y no podrán conmigo. Bien, es hora de dormir. Mañana seré un hombre nuevo e indestructible.
Ciertamente, el emperador Qin Shi Huang ya no despertó al día siguiente.
Evidentemente, lo anterior no es más que una recreación , de lo más libre, de lo que podría haber sido la muerte del primer emperador de China, el que unificó el país y dio comienzo a la era imperial. Qin Shi Huang vivió durante el siglo III a.e.c. y se cree, aunque no ha podido corroborarse, que pudo morir tras tomar un brebaje que le prepararon sus alquimistas, para conseguir la inmortalidad, a base de jade y mercurio molidos (el mercurio es probable que fuera en forma de cinabrio, muy usado en la época). Durante la época imperial china, un número no pequeño de emperadores y altos cargos murieron en la búsqueda del elixir de la vida eterna, debido a envenenamiento con metales, fundamentalmente con mercurio. El primero del que se tiene noticia fue Qin Shi Huang (dando por cierta las sospechas) y el último documentado fue Yong Zheng en 1735.
Está claro que la búsqueda de la inmortalidad a partir de una sustancia que sabemos, como se sabía entonces, que es tóxica implica un malentendido importante por parte de esos primeros alquimistas. Tengamos en cuenta que la palabra elixir, en chino contiene el hanzi 丹 (dan), que significa cinabrio o bermellón, lo que nos indica que se trata de un componente prácticamente indispensable.
¿De dónde podía provenir entonces ese interés en utilizar cinabrio o mercurio en sus elixires?
Por la época de nuestro protagonista, ya se sabía que, calentando cinabrio, se obtenía mercurio y azufre, a los que se les atribuía el poder de la luna y el sol, respectivamente. Además, el mercurio ejercía un poder y una fascinación importante desde la antigüedad, al ser un metal que permanecía líquido a temperatura ambiente, y que asimismo tenía la capacidad de disolver muchos metales en él, por lo que se pensaba que contenía la esencia de todos ellos.
Los alquimistas chinos estaban más interesados en la medicina que en la obtención de metales preciosos, y pensaban que para conseguir la vida eterna el remedio debería ser también eterno. Eso descartaba los principios vegetales, y los llevaba de nuevo al uso de "remedios" minerales inorgánicos, como era el cinabrio.
¿Pero cómo de equivocados podían estar, y cómo algo que pensaban que llevaba a la inmortalidad les terminaba llevando a la tumba?
Hay que tener en cuenta que el mercurio es una especie muy tóxica, tanto en forma metálica como formando compuestos en estados de oxidación I y II. En orden creciente de toxicidad, el menos tóxico sería el Hg metálico, seguido de los compuestos de Hg(I) y luego de Hg(II), y por último los más tóxicos son los compuestos órgano-mercúricos (compuestos organometálicos, donde el Hg se une a un carbono que forma parte de una molécula orgánica). Los compuestos de Hg(I) son menos tóxicos que los de Hg(II) debido a que los primeros son muy poco solubles. De entre los compuestos de Hg(II) el más insoluble es precisamente el cinabrio, HgS, de manera que en 1 litro de agua sólo se pueden disolver unos 10 ng (nanogramos) del mismo. El mercurio y sus compuestos se pueden absorber de distintas formas: por los pulmones, la piel o el tracto digestivo.
La toxicidad del mercurio proviene de su afinidad con el azufre, de manera que es capaz de unirse fuertemente al azufre que contienen algunos aminoácidos. Por ejemplo, afecta especialmente la enzima que regula la bomba Na/K celular. Esa enzima es esencial para el sistema nervioso central, y el envenenamiento por mercurio se refleja en ello: se producen espasmos y distintos desórdenes neurológicos. En el inicio de este texto, lo he reflejado en el supuesto comportamiento del emperador: temblores, dolor de cabeza, insomnio, manía persecutoria, ….
También se ha dicho que la tumba de Qin Shi Huang contenía una maqueta de China donde los ríos estaban hechos de mercurio líquido. En la época aún no se sabía de la toxicidad por inhalación del mercurio metálico. Que un metal se pudiera evaporar no entraba en su comprensión. También es cierto que los peligros del mercurio metálico por inhalación se conocieron muchos siglos después, cuando en la década de 1820, Michael Faraday demostró que era volátil, estimando su evaporación en unos 800 mg por cada m2 de superficie y hora. Una vez en fase vapor, pasaría a los pulmones por donde se absorbería.
Como he dicho antes, la forma más tóxica de mercurio es en forma de compuestos órgano-mercúricos, especialmente el denominado dimetilmercurio. Es bien conocido el accidente que acabó con la vida de
Karen Wetterhahn en 1997, a los 48 años, cuando una pequeña y casi imperceptible cantidad del dimetilmercurio con el que trabajaba pasó a través de uno de sus guantes y produjo, días más tarde, su envenenamiento irreversible.
Así que como hemos visto, no podía ir más errada la búsqueda de la inmortalidad por parte de los alquimistas y emperadores chinos. Parece ser que buscando la "vida eterna" la encontraban de una forma que no esperaban, menos literal y más mística.
Esta entrada se ha creado para participar en Café Hypatia con el tema #PVmalentendidos
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