Perfumes

 


    El ser humano conoce y fabrica perfumes al menos desde hace unos 5000 años. Hay indicios de su uso en la antigua Mesopotamia, Egipto, en la civilización del Valle del Indo e incluso en la China antigua. De hecho, la que se considera la primera química de la que se tienen registros, Tapputi, fue una perfumera de Mesopotamia, sobre el año 1200 a.e.c. En las tablillas de arcilla encontradas se incluía una lista típica de herramientas de perfumería: una olla de metal (diaqaru) y una tapa, una taza medidora (kasu), un colador (girbal), un cucharón (migrafa), un gran cuenco de madera (qas'a) y un horno ( tannur). Todas estas cosas se podrían encontrar en una cocina antigua, y las instrucciones para realizar las operaciones en perfumería eran muy similares a las instrucciones de cocina. En "Early Arabic Pharmacology" de Martin Levey (1973), se recoge la transcripción de las recetas recogidas en las tablillas:
    
    Es en estos textos donde se encuentra la primera referencia en la historia a un destilador. La destilación es uno de los métodos usados para extraer las esencias de las materias primas usadas para fabricar los perfumes. Esas materias primas han sido tradicionalmente de origen vegetal o animal. 

    De las plantas se han aprovechado para extraer esencias distintas partes: las flores son de las más utilizadas (rosas, jazmines, narcisos, mimosas, geranios, etc), pero también se usan cortezas o maderas (canela, sándalo, cedro, pino, etc), frutos (cítricos sobre todo) y semillas (cilantro, cardamomo, etc), hojas (lavanda, violeta, romero...), resinas (incienso, mirra...), o raíces y bulbos (jengibre por ejemplo). 
    Las esencias de origen animal van desde el ámbar gris (secreciones intestinales de los cachalotes), esencias extraídas de glándulas de diversos animales (castóreo del castor, civetas, almizcle del ciervo almizclero, piedra de África de la orina petrificada del damán), o bien de la cera y la miel de los panales de abejas mielíferas.

    En cualquiera de los casos, deben someterse a distintos procedimientos químicos y físicos para su extracción. Como dije antes, la destilación es uno de ellos. Según la IUPAC, la destilación es un proceso de separación en el cual uno de los componentes se hace hervir, y el vapor se separa y se condensa en una zona aparte (por enfriamiento). Para realizar este proceso se utilizan aparatos como el alambique. El alambique consiste en un recipiente donde se coloca la mezcla que se quiere separar y que permite su calentamiento para hacer que se evapore alguno de sus componentes. Esos vapores pasan por un serpentín, donde se enfrían y condensa como líquido en un recipiente separado. En modelos más antiguos el serpentín está sustituido por una especie de caperuza unida a un tubo con una pendiente descendente, que termina en el recipiente que recoge el líquido separado:

    Con este mismo sistema, María la Hebrea, o Miriam la Profetisa (la misma Miriam que da nombre a este blog) diseñó uno de sus inventos, el "tribikos", que permitía recoger el destilado en tres recipientes simultáneamente:


    A veces el método de destilación no es adecuado para extraer las esencias, y se usan otros métodos, como la maceración, el prensado o el enfleurage. La maceración consiste en un proceso de extracción sólido-líquido, de manera que el material del que se va a extraer la esencia se pone en contacto con un disolvente o un aceite. Se trata de un proceso que puede ser muy lento, pero poco a poco se va transfiriendo la esencia del sólido al líquido. Finalizado el proceso se descarta el sólido.
    El proceso de enfleurage se utiliza para flores especialmente delicadas, que no soportan un proceso de destilación o maceración. Consiste en colocar las flores sobre una grasa que es la que absorberá poco a poco el aroma, durando el proceso unos tres días. Si habéis leído el libro "El perfume" de Patrick Süskind, es el método que usa en sus crímenes el protagonista para recoger el aroma de sus víctimas de la forma más delicada posible.

    

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